Patrimonio Mundial de la Isla
Conoce la isla
La isla de Ibiza, a pesar de su tamaño, posee un inmenso legado cultural e histórico que se conserva casi intacto. En la zona de Vila, entre museos y centros de interpretación, podemos encontrar los restos de las diferentes culturas que poblaron la isla, y le cambiaron el nombre en consecuencia (Ebussus para los fenicios, Ibosim para los romanos, Madina Yabisa para los árabes…)
En 1999 la UNESCO reconoció este legado y marcó cinco elementos como Patrimonio Mundial, a saber:
En 1999 la UNESCO reconoció este legado y marcó cinco elementos como Patrimonio Mundial, a saber:
Los prados de Posidonia del Parque Natural de Ses Salines
La posidonia es una planta endémica con hojas, tija y fruto que forma densas praderas de posidonia. Es vital para el ecosistema porque mantiene la gran diversidad de vida marina. En la mayor parte del mediterráneo se encuentra amenazada, pero se mantiene bien conservada en la isla de Ibiza. Su mayor amenaza actualmente es el fondeo ilegal y las especies invasoras que la arrancan de su hábitat.
Ses Salines es un parque natural de agua salina localizado en el sur de Ibiza y norte de Formentera. Es una zona de descanso y de cría para más de 220 tipos distintos de especies marinas. Históricamente, los romanos las utilizaban para extraer sal, anteriormente usada como moneda de cambio.
El asentamiento fenicio de Sa Caleta
Este asentamiento fue considerado por la UNESCO como una evidencia excepcional de la urbanización y vida social en las colonias fenicias. Está localizado en la zona suroeste de la isla, a 10 kilómetros de Ibiza. Es el único remanente de la cultura fenicia encontrado en las Islas Baleares, datado entre el 700 y 600 antes de Cristo.
La Necrópolis de Puig des Molins
Con una superficie de 50000 metros cuadrados está considerada como la más grande y mejor conservada necrópolis fenicio-púnica en el Mediterráneo. Se encuentra casi completamente intacta y no ha sufrido ninguna modificación. Se usó como cementerio durante al menos 1000 años, y posee al menos 3500 cámaras subterráneas, algunas todavía por descubrir dado la estrechez de los túneles. Gracias a esta necrópolis podemos saber que los fenicios solían incinerar a sus difuntos, mientras los hipogeos de los cartagineses eran tumbas abiertas en un espacio cerrado, que fueron descubiertas más adelante con sus tesoros intactos (terracota, jarrones, huevos de avestruz…) Un detalle interesante es que el primer hipogeo se encontró al ceder su entrada cuando una mula caminaba por encima de ella.
Esta Necrópolis se encuentra abierta al público y es una de las zonas de interés de la isla.
La zona antigua de Dalt Vila
Después de que los fenicios dejaran el asentamiento de sa Caleta, fundaron el lugar que ahora conocemos como Dalt Vila, en el siglo VII antes de Cristo.
Con el avance de Roma, los fenicios hicieron una alianza con ellos y le cambiaron el nombre a la isla en el siglo II antes de Cristo, desde entonces se conocería como Ebussus. No fué hasta el siglo V después de Cristo que el imperio de Roma fue vencido.
En el siglo XVI, tras sufrir numerosos ataques a manos de los piratas, una muralla fue edificada alrededor de la ciudad para proteger a sus ciudadanos de los ataques. La orden fue emitida por el Rey Felip II, y llevada a cabo por el arquitecto italiano Giovani Batista Calvi que le dio a la muralla un estilo renacentista. Este estilo puede verse en otras ciudades Mediterráneas, tales como Mallorca, Malta o Cádiz. A pesar de que la mayoría de estas murallas, que fueron un proyecto de protección por todas las costas del Mediterráneo, han sido derribadas por el tiempo o la mano humana, la muralla de Ibiza tiene el privilegio de conservarse en su totalidad, además de tener la ciudad abierta para todo aquel que desee visitarla.
Dalt Vila es, sin ninguna duda, la zona más importante de la isla, culturalmente hablando. En ella han habitado fenicios, púnicos, romanos, árabes…
Dentro de ella se pueden encontrar tres museos y siete bastiones, dos de ellos dramatizados.
La Muralla y bastiones de Dalt Vila
La situación elevada de la ciudad era perfecta para proteger la Vila de los ataques tanto terrestres como marítimos. Una vez el ataque comenzaba, las puertas se cerraban y los ciudadanos quedaban encerrados dentro de la ciudad. Un detalle interesante de la historia de Dalt Vila es que los cristianos no derribaron las puertas ni la muralla para acceder a la ciudad, usaron un túnel descubierto por un ciudadano musulmán que deseaba vengarse de su hermano, el que gobernaba en ese momento la ciudad, por haberle robado a su concubina. El lugar en el que termina el túnel es ahora conocido como la Capilla de San Ciriaco, ya que conquistaron Dalt Vila el 8 de Agosto de 1235 después de Cristo, día de San Ciriaco. Este día sigue siendo festividad en la isla, celebrando la conquista.